Hace un tiempo hice oposiciones a divina, pero no salió bien. Creo que es porque no me gusta el rosa y lo achaqué a mis ansias de la ruptura con los estereotipos. Pero he llegado a la siguiente conclusión: el que no me guste el rosa también es un estereotipo. Quizá sea rizar el rizo y me esté yendo por las ramas. Pero tras hablar de ciertos comportamientos construidos reforzados en películas y series, especialmente infantiles, en el punto en que alguien mencionó el tema chicas = rosa inevitablemente mi cuerpo sufrió una reacción de rechazo y pensé con cierto desprecio "Pues a mi nunca me ha gustado el rosa". Y tras unos segundos de reflexión comencé a rizar el dichoso rizo. Si el rosa no tuviese las connotaciones que tiene en la sociedad que vivo hoy en día puede que hasta me gustase, ya que, al haber pasado esta etapa de ruptura con la feminidad hacia los 12 años, no hubiese rechazado dicho color, ya que en primera instancia, lo hice por sus connotaciones.
Este rechazo a los colores pastel y el té con pastas me hizo dirigirme hacia ciertos colores que aún hoy predominan en mi vestuario y bienes materiales en general, aunque este último año me he propuesto experimentar con diferentes gustos y nuevas formas artísticas. Pero por si acaso no han quedado bastante reforzados los, he decido, inevitables estereotipos, lo dicho, de mayor quiero ser pin-up, sólo por romper. Con lo que sea que se rompe.
Serías una gran Dita von Tesse.
ResponderEliminar