Freedom is ephemeral, it is something like breathing

jueves, 29 de abril de 2010

Raven

Cuenta una leyenda sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo, tomados de la mano, Toro Bravo, el guerrero, y Nube Alta, la hija del cacique.


- Nos amamos- empezó el joven

- Y nos vamos a casar- dijo ella

- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro. Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos- dijeron los jóvenes al unísono.

- Hay algo, pero es una tarea muy difícil y sacrificada- dijo el brujo tras una larga pausa.

- No importa- dijeron los dos.

- Nube Alta -dijo el brujo-, sin más armas que una red y tus manos, subirás al monte y cazarás al halcón más vigoroso. Tráemelo vivo el tercer día de luna llena. Toro Bravo -prosiguió el anciano-, tú debes traer de la montaña más alta a la más valiente de las águilas, y traerla viva sin ninguna herida.


Los jovenes asintieron en silencio y partieron, después de mirarse con ternura.


El día establecido por el brujo, los jóvenes llegaron a su tienda con dos grandes bolsas de tela que contenían las aves solicitadas. El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Eran sin duda las aves más hermosas de su estirpe.


- Ahora -dijo el brujo- atad entre sí a las aves por las patas con estas tiras de cuero. Después soltadlas y dejad que intenten volar.


El águila y el halcón intentaron levantar el vuelo, pero sólo consiguieron revolcarse en el suelo. Irritadas por su incapacidad las aves arremetieron a picotazos entre sí.


- Éste es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto hoy. Vosotros sois como el águila y el halcón... si os atáis el uno al otro, aunque sea por amor, viviréis arrastrándoos y, tarde o temprano, os haréis daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure, volad juntos pero jamás atados y así, cuando uno de los dos decida tomar un rumbo distinto, podrá hacerlo libremente.



Por las relaciones que no van ni vienen.

miércoles, 28 de abril de 2010

Precisamente ahora...

Genial. Perfecto. Me encanta tener la puntería de irme a casa, bueno, no en el peor de los momentos pero fue mal cálculo de todas todas. ¿Cuántas veces en tu vida pueden ofrecerte asistir a una rueda de prensa con Mario Vargas Llosa y Arturo Pérez Reverte? ¡Reverte! Pues por lo visto y hasta ahora ocurre una, y ocurre cuando estoy en uno de los puntos de España más lejanos posibles a la capital. Sí señor. Esa es mi suerte.

No niego lo agradable de ver a la familia ni de ir a comer a un japonés con mis mejores amigas, pero vaya por Dios.

Cogito, ergo existo

No, no soy sociable. No me gusta. No me gusta lo que hacen. Se quedan en un mismo lugar, un par de ellos hablan y los demás asienten con la cabeza. No negaré que sin duda observar su comportamiento es, como poco divertido, a veces inquietante. Tantas cosas extrañas, comportamientos y pautas predecibles. Yo los veo a todos ellos inertes en este sueño, dormidos mientras yo observo y vivo. Yo, vivo el sueño despierta y busco más ojos que miren. Y mientras sueño, te culparé despierto por haberme traicionado.

A veces me frustra tanto no poder expresarme, me muevo a la redonda con esperanzas e ilusiones que he domesticado para que no se rompan. No dejo que nada ajeno a mi me rompa, ni me dañe. Me alegro de las personas que no presentan pautas normales, aplaudo a quien está loco, pero loco de verdad, no estúpido. Me compadezco de aquellos de mentalidades estrictas y futuros escritos. Pero, tanto esa verdad inexistente como los hechos y las cosas, son las mismas para todos. Todos hemos amado, sufrido, llorado, peleado y gritado.
Pero desde diferentes perspectivas. No puedes pagar ojo por ojo, porque la extirpación no durará lo mismo, ni será igual de dolorosa. Puede que más, puede que menos.

La diferencia radica en el hecho de afrontar las cosas. Cómo uno se encara a su vida. Cómo decide despertar. Pero despertar no es un hecho premeditado, sin duda, vosotros no sabéis que estáis soñando, y todo queda reducido a la primavera que nosotros mismos nos inventamos.

Y eso es todo, me resisto a seguir enseñándole al amor más tácticas de guerra. Porque no merece la pena si no somos humanos. No me considero parte de una especie en la que el 98% de la gente no existe. Pienso sinceramente, y nunca mejor dicho, en el gran descartes cuando se le ocurrió decir:

cogito, ergo sum.

Aunque no puedo decir con seguridad que fuera brillante.
No, nunca he hablado con él.

domingo, 25 de abril de 2010

Reflexión 15

Y así se desarrolla la vida, entre piezas de arte y noticias que pasan desapercibidas, e imágenes que abren paso a la imaginación, a la interpretación y al sentimiento.

Ayer he ido a Madrid y he satisfecho una parte importante de mi deseo por hacer algo no obligatorio sin pasarme el día tumbada en la cama o de blog en tumbr con la sensación decepcionante de que al final el día se había escapado entre mis manos sin dejar nada memorable. Afortunadamente hay un par de cosas memorables del día de ayer que me gustaría destacar.

Fui a visitar el museo Reina Sofía en el que nunca había estado. He de admitir ante todo que no soy una gran fan de el arte moderno/postmoderno pero hay sanas excepciones. Para empezar, tengamos en cuenta que mi pintor favorito es Dalí y me convencí a mi misma de que debía emocionarme al plantarme enfrente de alguna de sus obras. Pero dicho lo dicho, esta nuestra época en la que vivimos perseguidos por la imagen, las reproducciones se han vuelto tan agradables como lo real… y supongo que sí, que la diferencia es que puedas tocarlo, aunque yo, no lo haría.

Como añadido he ido al cine a ver Alicia en el País de las maravillas, y creo que prefiero no opinar. ¿Conocéis eso de "me decepciona cuando voy a abrir el armario en busca de ropa y me encuentro con Narnia"? Pues me decepciona sentarme en la butaca en busca del País de las Maravillas y encontrarme con Narnia… Por supuesto tenía detalles buenos y la hiperrealidad tan usada por Tim Burton sigue siendo para los que nos gusta, tan agradable como siempre. La música para la linea en la que suele situarse el director, no me convenció del todo y los toques de moralidad me repelen. Creo que he perdido mi muchedad...

viernes, 23 de abril de 2010

Día del libro

Recuerdo cuando era pequeña y este día era uno de los eventos más importantes del mes de abril (sin tener en cuenta la semana santa en el caso bastante probable de que tuviese lugar en este bonito mes). Solíamos hacer unos cuantos ejercicios especiales en clase, hablábamos sobre Shakespeare y Cervantes y hacíamos algún dibujito o, ya en cursos un poco más avanzados leíamos algún pasaje del Quijote.
Ahora, que ya soy más mayor, y la literatura se ha convertido, creo que afortunadamente, en una parte muy importante de mi vida, nada ocurre. Soy consciente de que, y volviendo a lo de siempre, es también algo construido. Pero creo que más importante que otras cosas, como que sea el día de Castilla (sin ánimo de ofender a ningún castellano). Si bien es cierto que han plantado un puestecillo con una lista de títulos interesantes aunque algo típicos (desde Punset hasta Larson, pasando por clásicos como Delibes), en una de las zonas más concurridas de la ciudad, me ha sabido a poco. Además los precios me parecieron un poco desmesurados, ya que es el día del libro podríais poner algo de vuestra parte por la celebración, ¿no? Será que soy un poco tacañona. No compré nada porque nada me llamó especial atención y, después de que alguien preguntase el precio de un libro que debía tener unas 150 páginas aproximadamente y este superase los 15 euros, no me atreví a preguntar por nada más.
Como añadido diré que aún tengo bastantes cosas pendientes en lecturas. Ahora, aparte de libros para las clases, estoy leyendo "Les mains sales" de J. P. Sartre en un poco prometedor intento de recuperar mi francés, además de releer los dos primeros libros de la saga de Geralt de Rivia puesto que en mis planes está comprar los cinco restantes y me apetecía refrescar la memoria con los que considero dos de mis libros favoritos.
Por cierto, ayer fue el día de la tierra.

miércoles, 21 de abril de 2010

De mayor quiero ser pin-up

Hace un tiempo hice oposiciones a divina, pero no salió bien. Creo que es porque no me gusta el rosa y lo achaqué a mis ansias de la ruptura con los estereotipos. Pero he llegado a la siguiente conclusión: el que no me guste el rosa también es un estereotipo. Quizá sea rizar el rizo y me esté yendo por las ramas. Pero tras hablar de ciertos comportamientos construidos reforzados en películas y series, especialmente infantiles, en el punto en que alguien mencionó el tema chicas = rosa inevitablemente mi cuerpo sufrió una reacción de rechazo y pensé con cierto desprecio "Pues a mi nunca me ha gustado el rosa". Y tras unos segundos de reflexión comencé a rizar el dichoso rizo. Si el rosa no tuviese las connotaciones que tiene en la sociedad que vivo hoy en día puede que hasta me gustase, ya que, al haber pasado esta etapa de ruptura con la feminidad hacia los 12 años, no hubiese rechazado dicho color, ya que en primera instancia, lo hice por sus connotaciones.

Este rechazo a los colores pastel y el té con pastas me hizo dirigirme hacia ciertos colores que aún hoy predominan en mi vestuario y bienes materiales en general, aunque este último año me he propuesto experimentar con diferentes gustos y nuevas formas artísticas. Pero por si acaso no han quedado bastante reforzados los, he decido, inevitables estereotipos, lo dicho, de mayor quiero ser pin-up, sólo por romper. Con lo que sea que se rompe.

domingo, 11 de abril de 2010

Vértigo

Aparte de sufrirlo, así es como definiría mi estado de ánimo.

No niego la posibilidad de que sea el ciclo hormonal afectando a mi conducta debido a la ansiedad que me producen ciertas cosas en estos momentos, pero últimamente mi vértigo está empeorando a pasos agigantados. Ayer mismo, no fui capaz de bajar unas escaleras de un tercer piso por el lado de la barandilla porque se veía el primer piso, tuve que ir apoyándome en la pared. Y para más Inri, los amables decoradores decidieron poner una lámpara de araña, de esas de cristalinos que ocupaba básicamente el tercer, segundo, y parte del primer piso, lo que para mi desgracia daba más sensación de caída.

Como añadido, esta mañana, me he puesto a tender un par de toallas en la ventana de la cocina. Temblaba. No podía mirar al maldito suelo sin marearme, y por consiguiente conseguí a duras penas colocar las prendas en las cuerdas. (Estoy viviendo en un segundo). Debido a esta prisa por alejarme de la ventana, decidí no molestarme a colocar pinzas, dado que hoy hacía buen tiempo. Tras unas horas fuera del piso dedicadas a dar un paseo al solecito y una comida fuera, una de las toallas no estaba. Genial.

Siempre he tenido cierto pánico a las alturas pero no me gusta que empeore. Quizá sea el exceso de cafeína que precisamente no me templa los nervios.

En otro orden de cosas, me acabo de apuntar en la lista de tareas pendientes volver a ver Rebecca de Hitchcock y una tarde por Madrid.

sábado, 10 de abril de 2010

Espectáculos

Me encantaría vivir de espectáculo en espectáculo. Día tras día estoy convencida de que iré a alguno en concreto, y por h o por b siempre termino cambiando de opinión.

Mi primer convencimiento de asistir a un musical en un plazo más o menos, por redondear, de los últimos treinta días, fue el de Chicago. Hasta miré las entradas un par de veces y estuve a punto de comprarlas. Pero (porque siempre hay un pero) me dije a mi misma que posiblemente me decepcionaría verlo en Español, ya que me he escuchado varias de las canciones repetidas veces en su versión original, destacando la de Cell Block Tango que me encanta.

Una segunda ansia de asistir a un musical apareció en mi vida con Mozart L'opera Rock. Al menos está la vería en versión original si viajaba a Francia que por el momento, y hasta donde me he informado, es el sitio donde se representa. No me digáis que no es un buen plan irme un fin de semana a Francia dentro de un par de meses a ver esta preciosa obra. La cosa se torció cuando empecé a poner los pies en el suelo. Ya sabes, con quién voy, cómo voy, cuándo exactamente… y la pereza de reservar cosas.

Por último, hoy, mi compañera de clase y piso se ha ido a Madrid a ver un musical de Michael Jackson, que la verdad, también me gustaría ver, ya que cuando estuve allá por Londres el año pasado me quedé con ganas de ir a ver Thriller, pero desgraciadamente no hubo oportunidad. La excusa final, es que no estoy por la labor de gastar dinero. Estoy en proceso de mudarme a piso, cosa que a mi madre no le hace mucha gracia porque está convencida de que gastaré de más al tener que pagar la luz, el agua, la comida y todo eso… Entonces, tengo que ahorrar, e irme al musical me supone gastar en el bus de ida y vuelta a madrid, la cena, lo que tome, si fuese a tomar algo, el dónde me quede a dormir (porque claro, la hora del musical no es muy propicia para que de tiempo a coger un bu de vuelta) además de lo que cueste el musical en si mismo.

Pues nada, la cosa es que no he ido a un espectáculo cultural en bastante tiempo: ni musicales, ni opera, ni zarzuela, ni siquiera teatro… y la verdad es que lo echo bastante de menos.

miércoles, 7 de abril de 2010

Hablando de blogs

Hoy un compañero de la uni me ha dicho que piensa que la gente que escribe sus experiencias personales en blogs son muy tristes.

Pocos minutos antes me había estado cuestionando qué nivel de intimidad tiene esto (y no sólo por lo del mundo de la tecnología que comentaba el otro día) y he arribado a la conclusión de que tiene bastante, pero ¿y qué? ¿realmente que he contando? ¿que el otro día fui al cine? Bueno, todo el mundo va al cine... Vale, puede que no escriba nada demasiado interesante y que mi blog sea inútil para algún tipo de fin intelectual, excepto el placer de leer por leer que tenemos esos aparentemente extraños seres a los que nos gustan los blogs que no tienen un fin último. La verdad sea dicha, ¡me encanta leer blogs! Si tuviera tiempo me pasaría tardes enteras leyendo blogs, y da la casualidad de que los que me suelen gustar son aquellos que hablan de experiencias personales. Por supuesto no me refiero a esos que aburren por estereotipados, que te cuentan que ayer rompieron con sus novios y resuelven su problema de inestabilidad emocional, por falta de clase, tirándose a algún que otro mamarracho de esos en los que en un bar yo no miraría ni por aburrimiento. (Aunque lo admito, yo he pasado esa 'etapa' de contar cosas absurdas como “hoy en clase de matemáticas estuve hablando con X sobre Y y blablabla...” Pero qué le vamos a hacer, tengo excusa, el fotolog me pillo en la edad del pavo). Hablo de que me gustan los blogs en los que desconocidos te transmiten desde el cyber espacio alguna experiencia interesante de la que puedes sacar críticas personales o alguna recomendación a tener en cuenta cuando, después de algún tiempo leyéndolos asiduamente te percatas de ciertas similitudes respecto a gustos, en especial los culturales, y de repente te apetece visitar Alcalá de Henares.


viernes, 2 de abril de 2010

Reflexión 14

Tengo la mente dividida entre análisis discursivos y un sentimiento apenado debido a la película que visto esta tarde: "Sometimes in April" que trata sobre el genocidio ocurrido en Rwanda hace este mes 16 años. Si bien es cierto que mientras esto ocurría yo estaba celebrando mi tercer cumpleaños, el cual a día de hoy tengo asociado a una hermosa foto en la que muestro orgullosa tres deditos de mi mano izquierda, no puedo evitar sentir cierto remordimiento al no haber sabido acerca de ello hasta hace unos meses cuando vi la película de Hotel Rwanda. La salida más fácil, cómo no, es culpar a la LOGSE como de costumbre, pero vaya, que yo también podría haber, digamos, tomado la justicia por mi mano como he hecho con tantas otras cosas y molestarme en averiguar que 800.000 personas fueron asesinadas en 100 días en un país de África que sólo había mencionado un par de veces en mi vida cuando en segundo de la ESO nos hicieron estudiar todas las capitales para repetirlas como papagayos en un examen en el que el grueso de la población nos conformábamos con 5... un 4,5 si se me permite arañar un poco con lo de las medias y esas cosas.
Pero tarde o temprano ha de producirse esa transición vil hacia la vida intelectual, o esta otra hacia la estupidez más absurda de tipos que se creen superiores y aparentemente más graciosos, como si eso fuera una cualidad que merezca ser admirada (esto es otra historia, pero necesitaba liberar algo de bilis). A lo que voy, que a veces, aunque no sea conscientemente tenemos demasiada confianza en el ser humano individual... Y esto lo aplico tanto a mi cómoda vida de estudiante universitaria de clase media alta, como a lo ocurrido en Rwanda (- ¿Rwanda? - ¡Kigali!). En las dos películas que he visto sobre el tema, aparecen individuos pidiendo ayuda a otros individuos con resultados decepcionantes; en especial en respecto a los burócratas que con su poder de semidioses también volvieron, y parafraseo el guión de Hotel Rwanda, cómodamente a sus cenas. A pesar de todo, es claramente comprensible, porque "Rwanda no vale un voto para ninguno de ellos". Supongo, que del mismo modo que no valía mucho más de una décima en el examen de la LOGSE, porque vaya, además puede que no caiga. No hay cosa más injusta que tratar como iguales a los que no lo son. Seamos realistas. Ignorando diversas teorías filosóficas que a estas alturas deberían estar más que incrustadas en mi mente, diré que existe alguna que otra verdad, y ésta es que los discursos producidos con los que los mencionados semidioses se llenan la boca son usados sin remedio por los pobres mortales para construir, connotativamente, el sueño de la realidad en el que cosas como la de Rwanda nunca han ocurrido, porque no cabe la posibilidad de que me suceda a mi.

jueves, 1 de abril de 2010

Infancia esporádica

Estoy tirada en el sofá viendo la televisión por primera vez en mucho tiempo. La película emitida por el aparato en cuestión que habita en mi salón es una de dibujos animados: "Horton y el mundo de los quién". La película ya la había visto un tiempo a, la cosa es que adoro ver películas de críos, me hacen sentir infantiloide y me emociono, por muy absurdo que suene me meto totalmente en la historia. Y me encantan los golpes graciosos que tienen las películas últimamente y el verlas con cierta edad te hace pillar cosas en las que viviendo en una infancia absoluta e inevitable, no se captan. A pesar de todo, no hay nada mejor que esos momentos de infancia recuperada en los que te encanta ver cosas ridículas.

¿Demasiado?

Últimamente he estado pensando mucho en todo lo que he ido dejado de mi misma por Internet a lo largo de los últimos años. Recopilando, he tenido dos fotologs, tuenti, Myspace, facebook, tumblr, twitter, cuenta de youtube y otro blog anterior a este. Y eso, sin tener en cuenta todos los foros en los que me he registrado, desde fan-sites hasta foros de filosofía, pasando por los típicos de dudas adolescentes y alguno que otro de rol. He de admitir que, siendo sincera, me he acojonado de cuantas cosas personales hay flotando en el cyberespacio: Historias de mi vida, fotos con mis diversos novios, mis citas favoritas, costumbres, sentimientos, con quién suelo hablar... No sé, hay muy pocas cosas que no se puedan saber gracias a Internet de la mayoría de nosotros. No es que esté instando a nadie a hacer un seguimiento de ningún otro nadie por Internet, ni que vaya a dejar de utilizar este tipo de cosas porque me haya entrado el pánico (aunque si algo de canguelo respecto a un futuro jefe que decida averiguar cosas sobre mi pasado a través de Internet... creo que he tenido una adolescencia algo así como intensa en términos cibernéticos). Solamente me estaba preguntando, ¿estamos yendo demasiado lejos?, ¿cuánto es demasiado? Llevo un tiempo midiendo lo que hago o dejo de escribir en la pantalla de mi ordenador y lo cierto es que es bastante difícil mantenerse dentro de los límites de lo apropiado, y más aún, definir estos. Y no, no he llegado a ninguna conclusión más profunda ni resolutiva, y tampoco pienso cambiar mis hábitos.
Just some food for thought.