Enjoy the silence

7:53 de la mañana:

Miro el reloj de la mesita y me aferro con las dos manos a mi almohada mientras disfruto de esta tregua que parecen habernos dado al silencio y a mí.
Dentro de poco irán despertando, sonarán alarmas de móviles, pondrán música, darán portazos, chirriarán puertas y tendrán conversaciones de habitación en habitación, pero hasta que llegue esa profanación del silencio, gozaré de él.

Me duele vagamente la cabeza y por extraño que resulte no me apetece levantarme… usualmente nada más despertar pego un brinco de la cama y enciendo la luz creo, antes de terminar de abrir los ojos. Pero simplemente hoy no me apetece.

Amo el silencio.
Quizá las personas necesitan hacer ruido porque temen escuchar el silencio, lo que este puede decirles, o por el contrario, el vacío de su interior que pueden hallar como respuesta.
O simplemente son pesados… Pero para mi es extraño, porque necesito el silencio. El ruido constante es como un martillo golpeando mi sien, una ejecución de golpes.

No hay cosa que me guste más que poder estar con alguien en silencio durante un buen período de tiempo, sin que éste se torne incómodo. Pero son tan pocas las personas con las que puedo disfrutar de ese silencio… son tan pocas las personas que me pueden hacer sentir bien regalándome su silencio y su compañía…

Huyo de la gente, lo confieso. Será que me gusta controlar las situaciones, si, temo a los grupos de más de cuatro o cinco personas, me siento una pieza de un puzzle que no encaja, que está rota por una esquina. Quizá soy yo la que me he roto porque realmente no quiero llegar a encajar. Soy diferente y me gusta, disfruto con ello.

Últimamente estoy falta de musas, será el bombardeo de información… A la vida no hay que pegarle tantas vueltas.

Simplemente hago esto porque cuando escribo libero el absurdo de mi vida.