Un conjunto de gominolas yace al lado de una jarra de cerveza baratita. Eso de beber de calidad se ha quedado para los bolsillos de los niñatos adinerados, una buena borrachera barata, encima eso, resulta que es lo máximo a lo que uno puede aspirar, dados los tiempos que corren.
- Para mi una de hipocresía -dice un payaso mientras se pinta la cara en un espejo pequeñito.
- Para mi algo sin alcohol, cerveza 0,0 - dice la chica que próximamente aparecerá con un coma etílico fingido, (sólo busca la aprobación de sus más allegados)
- Para mi, una de amor - dice el despechado que deja caer margaritas a sus pies.
Mientras, el camarero busca y busca, saca botellas de nombres extraños y de placeres ocultos: orgullo, miedo, temeridad, valentía -la hipocresía y la verdad estaban juntas- el odio, la ternura....y dice:
- No nos queda Amor - y añade con tono irónico - pero aún nos queda Esperanza. ¿Se la pongo?
Él, asiente, pero su cara es un verdadero poema.
Una señora mayor saca un cáncer de pulmón de la máquina, y se va tosiendo y maldiciendo la lluvia.
- Se aproxima una tormenta - murmuro mientras me siento en un taburete, entre la chica que pidió la Muerte y el que pidió la alegría (con un chorrito de ilusión).
El camarero ve mi rostro, ceñudo, cabizbajo, dispuesto a lo que sea y sin plantearme el precio, desenfunda sus botellas más agrias, la compasión, la necesidad, la mentira, para preguntarme:
- ¿Qué desea tomar?
- A mí, sólo una cerveza.
wow...
ResponderEliminarde lo mejor que he leido ultimamente...
una cervecita para mi tambien que me gusta leerte :-)
yo me pido una de franciscaner, con espuma de conversaciones interesantes, un chupito de humanidad y una pinta de gracias por existir!! jejejej a ser posile en el bar de los tes
ResponderEliminarA mí vodka, que lleva un poco de todo.
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