Como he venido haciendo últimamente posteo tras posteo de una manera un tanto derrotista, informo sobre mi situación "laboral" del momento. Esta semana pasada hemos tenido que entregar nuestro primer artículo a la profesora de economía. Lo cierto es que lo escribí con mucha ilusión y lo disfruté aunque me llevó mi tiempo, pero al fin y al cabo, escribir artículos es la rama que más me interesa de todo lo que estoy estudiando de momento. El ejercicio que hicimos en clase fue corregirnos unos a otros los artículos en base a las pautas que la profesora nos ofreció. La marca obtenida personalmente fue bastante buena y me siento orgullosa. Todo esto, ha resultado en que no he podido evitar desde entonces casi ninguna vez, en hacer el mismo análisis de manera ponderada de la mayoría de los artículos que he venido leyendo en periódicos y revistas. Y efectivamente, como estáis esperando, muchos de ellos no llegan al siete, que, y cito textualmente a mi profesora "es lo mínimo que yo esperaría y que supongo que vosotros mismos también". Interesante. Irónico. Desolador.
Quizá sea cierto eso que dicen algunos de que la universidad muchas veces sirve más bien de poco, y que lo bueno es aquello de la práctica que con tanta ilusión y algarabía nos ha venido Bolonia promocionando.
Ahora mismo no sería capaz de contar con certeza cuál fue el comentario que me hizo pensar en este mi querido blog cuando alguien habló de eso de que la práctica ayuda a mejorar, y que con el tiempo te ves a ti mismo pensando cómo contarás esta cosa o la otra. ¿De qué me sonará esto?, me dije. Pues sí sí, de aquello que tiempo atrás escribí limitandome al mundo de la blogesfera. Pues ya ven señores, que esto sirve de bastante y mucho como práctica literaria. Alomejor con esto de las nuevas tecnologías empiezan a surgir buenos articulistas como setas.
Escribe: una futura articulista, quiero decir, seta.
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