Me gusta el olor de las alfombras. No las alfombras cuando huelen a polvo, bueno, quizá un poco, lo justo para que no te empiece a picar la nariz. Lo irónico es que no me gustan las alfombras. Creo que cuando tenga que decorar mi casa propia no le pondrá alfombras, ¿es eso posible? Todo le mundo tiene alfombras creo. Aunque, ¿qué tal una alfombra roja para sentarte frente a una chimenea a leer un libro? Eso estaría bien. No estoy segura de qué es lo que me atrae más de esta idea. Si la calma de leer un libro relajadamente o el calor de un buen fuego hogareño. Si tengo que soportar este frío un mes más creo que me congelaré hasta morirme.
En lugar de una alfombra hoy me he comprado una chaqueta de punto. Parece más útil dado que no tengo dónde instalar una chimenea en este cuarto.
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