Ella era...
apenas lo recuerdo.
Pero recuerdo perfectamente que olía
al resquicio de memoria que dejaba la posibilidad
de años de separación.
Y eso era, eso era...
Ni yo me recuerdo a mí misma.
Aunque recuerdo perfectamente cuando olías
el resquicio que dejaba mi pelo al rozar mi cuello
de años de conjunción.
Nos conocimos en la frontera
entre su niñez y mi juventud, de eso
estoy casi seguro.
Tímida emoción primero,
torrente de lágrimas
dulces, después.
Más tarde...
(Nada)
Nunca me conociste por completo
entre tu juventud y mi impulsividad, de eso
estoy totalmente segura.
Sobrecogedora emoción,
torrente de lágrimas
agrias, después.
Más tarde...
(Silencio)
Aún así, a veces
miro mis arrugas en el espejo.
Y algo en mí tiene la difusa impresión
de haber olvidado algo importante.
Algo bello...
...algo eterno.
Desde ayer, y a menudo
observo mis principios de canas.
Y algo en ellas me recuerda a ti,
al olvido de nuestra importancia.
De lo bello...
... de lo eterno.
Mario, si me oyes desde algún lugar en el ciberespacio, debo decir que esta chica ha mejorado con creces tu poema.
ResponderEliminarUna reverencia cibernética, Ephemeral.
xxx